miércoles, 2 de febrero de 2011

PIRÓMANOS Y BOMBEROS

Acuerdo económico y social para el crecimiento, el empleo y la garantía de las pensiones

Son varios las tertulias de las TV digitales en las que he visto a la ex ministra Cristina Alberdi sola ante el peligro. Es una valiente. Los chaparrones que le caen son tremendos. Pero nada, saca de donde uno no puede imaginar brío para defender al Gobierno. Las cosas como son, tiene un aguante digno de admiración. No se amilana ante los más contundes argumentos con los que la suelen importunar.

Además, casi han desaparecido los contertulios de cuota del Gobierno de las tertulias de las TV no gubernamentales, cosa comprensible dado el panorama, pero la ex ministra Alberdi no sólo aguanta el tipo, sino que suele estar muy solicitada en distintas emisoras. ¡Sola ante el peligro!

Quiero aclarar que no entro en la calidad de los argumentos de unos y otros, porque para el caso no es necesario, como se verá más adelante.

"Señoras y señores, se va a proceder a la firma del acuerdo económico y social para el crecimiento, el empleo y la garantía de las pensiones", dijo el locutor del show que se ha llevado a cabo en el Salón de los Tapices del Palacio de Moncloa. Mismo marco incomparable que el incomparable “Pacto de la Moncloa”. La pregunta comprometida y obligada a todo aquel que caiga por algunas de la TVs pro gubernamental: -¿qué opina del pacto del Gobierno con los Sindicatos y la Patronal? Aunque tentándose la ropa, empiezan haciendo alabanzas en las que con astucia entremeten el golpe: -Al fin tenemos un Gobierno reformista aunque con siete años de retraso. Es aquí donde nuestra ex ministra del Gobierno de Felipe González se agarra al clavo ardiendo diciendo: -El Gobierno está bien encaminado. Estos pactos son un acierto, etc.

Después de haber visto y oído estos argumentos defensivos de la señora Alberdi, me vino a la memoria una de las enseñanzas de mi maestro Peter Drucker, un genio indiscutible del Management moderno del siglo pasado. Viene como anillo al dedo que cuente uno de los ejemplos que solía repetir en sus clases y en sus libros.

Drucker nos sitúa en una empres multinacional en la que se acaba de jubilar el presidente del Consejo de Directores. Como se trata de una empresa con un una cultura de dirección moderna, el chairman en ejercicio, convoca a todos los responsables de las divisiones y áreas de negocio de la estructura organizativa. El objetivo de la reunión, según figuraba en memo de convocatoria era: proponer un candidato al puesto vacante. El chairman van dándole la voz a cada uno de los presentes para que argumenten sobre las virtudes de sus candidatos.

-Míster X sería ideal para el cargo. Solucionó la huelga de la factoría en el año 1973.
-La persona idónea para el puesto sería míster Y. Resolvió el programa de la financiación de stocks de la crisis de 1974.
-Hay un hombre de mayores méritos. Míster Z. Consiguió un empréstito en 1976.
-Yo creo que hay que pensar en míster W. Salvó a la empresa logrando vender al Gobierno los excedentes de 1986.
-Señores, dijo el chairman, que había escuchado en silencio hasta entonces, -¿No podrían ustedes proponerme algún hombre que en lugar de haber solucionado conflictos se hubiera limitado a no provocarlos? ¿No tenemos en la empresa un hombre que no tenga que salvarnos de los problemas que ha creado por su falta de previsión?

Llegado este punto del relato, Peter Drucker comenta:
-Si todos los ejecutivos son salvadores de empresas en crisis, ¿Quién diablos lleva a las empresas a la crisis?

En los veranos solemos tener muchos incendios, de los que más de lo que nos podemos imaginar son provocados. No son pocas las ocasiones en las que se ha dado el caso de que entre los culpables se daba también el oficio de bombero. Los llamados bomberos pirómanos.

Que cada uno saque sus propias consecuencias de esta pedagógica historia. No es difícil cambiar el marco empresarial por otro que convenga.

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