La conquista de Corduba y de Toledo el día de San Martín. Casualidad o fatalismo de los números: 11-11-711.
Según el historiador Antonio Jaén Morente, en su libro Historia de Córdoba (Librería Luque, Córdoba 1976), Mugaiz el Rumí, encontró en Corduba (denominación romana de Córdoba), quizá tras un simulacro de combate, franca la entrada, por los elementos políticos adversos a Don Rodrigo, que creyeron que los árabes no venían como conquistadores, sino como aliados. El Gobernador de Corduba se defendió por espacio de dos meses, no en la iglesia de San Jorge como cantó la antigua tradición, sino en las afueras, o sea en la Basílica de San Acisclo, hasta que al fin se entregó a el Rumí, en noviembre del 711.
Según el profesor Manuel Sánchez Martínez, de la antigua Universidad Central de Barcelona, después de la victoria de Guadalete (Barbate o Guadarranque, porque no se ponen de acuerdo), Tariq se dirigió a Toledo, procediendo [de camino] a la ocupación de las diversas ciudades de la Bética (nombre romano con el que era conocido aquel territorio antes que los árabes lo conquistaran). La discusión se plantea si Tariq, en su camino a Toledo, pasó o no por Corduba. Sánchez Albornoz dice que no, que Tariq le dejó la misión de someter a Corduba a Mugaiz el Rumí. O sea que parece que definitivamente fue el Rumí el que acabo con la Corduba romana, condenando al olvido a su fundador, el pretor de la Hispania ulterior, Claudio Marcelo, allá por año169 (a. de C.). Después se le impondría el nombre de Kortuba, hasta el 29 de junio de 1236, festividad de San Pedro y San Pablo, que fue reconquistada por los cristianos (Fernando III el Santo).
Sea como sea, el hecho es que la conquista de Corduba se realizó, en principio, por asalto por el Rumí, que era un liberto del califa al-Walid. Mugaiz acampó en la alquería de Secunda (conocida actualmente por los cordobeses como Campo de la Verdad), próxima a Corduba. Un pastor que conocía bien los contornos, explicó a el Rumí las escasas condiciones defensivas de la ciudad, así como la existencia de un hueco accesible en sus murallas, junto a la puerta de la estatua, más conocida como la puerta de Felipe II, que está delante del viejo puente romano sobre el Río Betis, ahora conocido como Guadalquivir, puente que todavía sigue prestando sus útiles servicios a la ciudad. Una vez dentro, el Rumí y los suyos sitiaron al gobernador visigodo y a los aproximadamente 500 defensores que se habían refugiado en la iglesia de San Acisclo. Tras un largo asedio el gobernador fue capturado, la iglesia tomada, tras su incendio, y Corduba confiada al control de la comunidad judía. El citado historiador Sánchez Martínez, no concreta nada sobre la fecha exacta de la toma de Corduba, y coincide, con Jaén Morente, en que, en realidad, no hubo una ocupación violenta sino capitulación.
En la Red podemos encontrar un sitio bien documentado sobre la toma de Toledo. Este sitio se denomina Ingenieros del Rey. Tiene un apartado titulado Historia Militar de España, organizado por campañas. Esta excelente organización histórica me permitió encontrar fácilmente el periodo comprendido entre el 711 al 714: la conquista del Reino Visigodo, así como la fecha concreta de la toma de la capital del reino. En la campaña del 711, Tariq, como es bien sabido, desembarcó sus tropas en el llamado Mons Calpe (latín, Monte Calpe), una de las dos míticas columnas de Hércules (ahora es conocida como Peñón de Gibraltar). Después ocupó la ciudad de Carteya, cerca de la Bahía de Algeciras, donde derrotó a Sancho al que se supone hijo de una hermana de Don Rodrigo. Luego inició el avance por una calzada romana que conducía a Sevilla. Mientras Tariq llevaba a cabo todas estas correrías exitosas por la Bética (insisto, ese era su nombre hasta entonces), Don Rodrigo se encontraba, como no, aplacando a los revoltosos vascones de toda la vida. Tres semanas más tarde, cuando le dejaron los vascones (Don Rodrigo no era consciente de la gravedad de la situación y se recreó apaciguándolos, como tampoco digo que los vascones colaboraran conscientemente con la migración del estrecho), bajó hacia el sur, por fin, por una vía romana (que maravilla de civilización, siempre se podía encontrar una a mano) que va desde Córdoba-Écija-Morón y Cádiz. Entonces, el 19 de julio (que no el 18 de julio, que es de otra guerra) se encontraron los dos ejércitos en un sitio que es conocido como Guadi Weca, cerca de la antigua ciudad, hoy despoblada, de Lacea, desde donde, hacia siglos, se exportaba el aceite de oliva a Roma. O sea, quiero decir que los árabes no trajeron el olivo a Hispania, como ahora sostienen algunos entusiastas de la herencia andalusí.
El 22 de julio comenzó la batalla. El centro de la formación militar la mandaba el rey Don Rodrigo, y ambas alas estaban al mando de los hijos del destronado rey Witiza. Otros dicen que en el ala izquierda estaba el arzobispo de Sevilla, Oppas, hermano del rey Witiza. Como podemos ver, ya entonces los cargos importantes quedaban en familia. Nada más comenzado el combate, las dos alas, traicionando a su rey, se pasaron a las filas de los musulmanes. De los leales no quedó ninguno. Ni el cadáver de aquel rey recién nombrado, Don Rodrigo, antes Ruderico, Conde de La Bética. Hay que suponer que Don Rodrigo no tenía ni idea de la terrible traición que le habían tendido los partidarios de Witiza, que le costó la vida.
Tras esta derrota, conocida tradicionalmente como de Guadalete (disputas académicas aparte), los ejércitos se volvieron a enfrentar en Écija. En esta ocasión no hubo traidores, pero tampoco hubo victoria. Consumada las derrotas de Guadalete y de Écija, Tariq avanzó hacia Toledo, la capital del reino visigodo. Unos dicen que pasó por Corduba y la conquistó, y otros dicen que pasó de largo, encomendándole la toma de la ciudad a Mugaiz el Rumí, coincidiendo también con lo dicho más arriba por otros autores. Entró en la ciudad apoyado, sin duda, por los hombres del partido witiziano, que esperaban que los mercenarios musulmanes apoyasen el nombramiento de uno de los suyos como gobernador. Pero como ya es sabido, Tariq tenía otros planes. Proclamó la soberanía del califa de Damasco el 11 de noviembre del año 711, día de San Martín.
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