sábado, 22 de enero de 2011

EL ABRAZO DE AZNAR-RAJOY EN SEVILLA, ¿EL INCIO DE UN NUEVO PP?

EN PORTADA DE LA PRENSA.


En mi opinión, dadas las circunstancias políticas por la que atraviesa España, un acontecimiento como el que se produjo el día 21 de enero de 2011, en Sevilla, con ocasión de la convención del PP, en la que sobrevino una espectacular rentrée de Aznar, considero interesante constituirse en observatorio de la reacción de la prensa nacional, sobre papel. Para ello, sin más complicaciones, pasaré observar aquellos periódicos que en su PORTADA, presenten la foto histórica del abrazo. Los periódicos no recogidos en esta lista, hasta donde me ha sido posible rastrear la prensa de alcance nacional, significa que no han considerado oportuno ponerlo en su portada. Lo cual no significa, a su vez, que en alguna parte de sus páginas interiores no hagan referencia al evento de Sevilla. En lugar de copiar y pegar cada una de las fotos, lo que ocuparía demasiado espacio, he escogido la que considero más representativa, como es el caso de la de ABC, que la lleva a toda plana –por cierto, magnífica foto. Considero que lo más importante de este observatorio, además de identificar a cada medio, es conocer como modulan su opinión sobre el caso.

EL PAÍS
Aznar se abraza a Rajoy en plena euforia del PP

ABC
“Tienes toda mi ayuda para regenerar España”

EL MUNDO
Aznar pide a Rajoy que “legitime” un plan de reformas en las urnas. “Espero que el resultado de mayo sea tan concluyente como para obligar a Zapatero a convocar elecciones / Acuso a los socialistas de dilapidar España”.

LA RAZÓN
Empieza la reconquista. Aznar convoca a los españoles al proyecto de unidad de Rajoy y afirma que el PP es el único partido que cree en España y puede sacarle de la crisis.

LA VANGUARDIA (sin foto en la portada)
Titular en faldilla. Aznar acusa a Zapatero de llevar el modelo de las autonomías al precipicio.

PÚBLICO
El PP se abraza al discurso de Aznar. La convención conservadora aclama al ex presidente. Acusa a los socialistas de “llevar al Estado Autonómico al borde del precipicio”, y presume de que la sentencia del Estatut “dará más votos” a Rajoy // Cospedal respalda la idea de que la economía española está “intervenida y tutelada”.

Al pie de foto: Mariano Rajoy sube al escenario de Sevilla para felicitar a Aznar con los 3.000 asistentes puestos en pie.

EL PERIÓDICO
El abrazo de Aznar. El ex presidente del Gobierno José María Aznar fue la estrella del inicio de la convención nacional que el PP celebra en Sevilla al animar a Rajoy a luchar por un Estado autonómico “sostenible” y denunciar al PSOE por “destruir” el modelo.

LA GACETA
Aznar advierte a ZP: “España no está para bromas de si me quedo o no me quedo”. El ex presidente aseguró ayer que el Gobierno de Zapatero no ha sido capaz de afrontar los problemas de los españoles y se ha empeñado en crear debates ficticios para desviar la atención: “España no está para debates como el de si me quedo o no, ni mecho menos para bromas como las del pinganillo”, aseguró.

jueves, 6 de enero de 2011

El cuento de las contradicciones jurídicas evidentes


La parábola del monopolio del Rum


Como todas las parábolas o cuentos con pretensión pedagógica, éste también empieza diciendo…Había una vez una vez una República Democrática de Equislandia (en adelante RDX), que como todas las RDX populares tenía un presidente elegido en las urnas –lo cual no quiere decir nada más que eso, en las urnas, lo que otorgaba automáticamente a RDX ser catalogada como República Democrática (RD), en el concierto de la Sociedad de Naciones Desafinadas (SND)

El presidente de tal RD –al que llamaremos Presi- era un idealista empedernido, que amaba la perfección para él y para los demás –sobre todo para los demás, la ciudadanía-. Además disfrutaba del don de la facilidad de palabra. Hablaba calmoso, usando lindas metáforas. No obstante, quiero decir, a título particular, que siempre me han dado miedo los perfeccionistas en general, pero especialmente los, llamémosles, perfeccionistas sociales –otros, con palabras más técnicas les llaman “ingenieros sociales”. Por eso estoy de acuerdo con el proverbio sueco que dice, “Es una felicidad para nosotros que no haya nada perfecto sobre toda la tierra”. Los economistas hace tiempo que caímos en la cuenta de que el perfeccionismo obstaculiza el progreso y además no es rentable. Vamos, que ya Horacio (65 a.C.), que era un perfeccionista de la poesía, dijo: “Ninguna cosa hay del todo cumplida”. Sentido de la evolución que tenía el romano.

Pero volvamos al cuento. O sea, que dicho país, de la mano de un presidente que anhelaba una ciudadanía perfecta, contaba con abundantes preceptos dictados por la suprema autoridad -o sea, el presidente perfeccionista- por los que se mandaba o prohibía alguna cosa en consonancia con el bien de los gobernados, -según el buen entender de la suprema autoridad. Sobre esto aprovecho la ocasión para meter otra cuña. La verdad es que nuestro Presi y su favorito –con el título de Secretario de Estado- dominaban la cantidad pero no la calidad de la coherencia de la ciencia de la legislación, en el supuesto de que exista tal ciencia, aunque debiera. Joaquín F. Pacheco, el astigitano que fue ministro de Isabel II lo negaba; solía decir, “entre tantas contradicciones tan evidentes, es imposible que sea una ciencia la legislación”. En esto Pacheco coincidía con Tácito cuando decía que mientras más corrupto es un estado, más numerosas son sus leyes. Es la voz de la experiencia.

En el fondo profundo, había que reconocer que el presidente era un hombre de buena fe, que creía ciegamente que lo que ordenaba y hacía era lo perfecto. Quizá le faltaba ese toque de la docta ignorancia, que se suele manifestar, con escasez, entre personas reflexivas, sensibles, a las que de vez en cuando les asalta la duda razonable de que lo que hacen o dicen podría ser de otra manera o no acertado. Como es sabido, la duda razonable es la clave que acciona el “feedback”. O sea, la reconducción hacia el futuro. Si ya lo decía el dicho popular: “lo perfecto es enemigo de lo bueno”.

Dejemos la filosofía y continuemos con el cuento. Podríamos decir que Equislandia tenía una economía razonablemente equilibrada, autocrática, gracias a una serie de monopolios catalogados como “sector público”. Amén de un sistema impositivo riguroso. O sea, un sistema de circuito cerrado -con esta mano te doy, con esta otra te lo quito-, salvo lo que se desviaba para el sector público que, naturalmente era fuerte y poderoso; lo que permitía mantener el llamado “estado del bienestar”, del que todos se sentían muy orgullosos. O sea, era un sistema de organización social “arriba-abajo”.

Es justo señalar que, entre otras cosas, ese “estado del bienestar” permitía que todos los niños estuvieran escolarizados, según los principios del ciudadano ideal –pura ingeniería social-, contaban con transporte escolar, vacunación rigurosa, ADSL gratis para todos, y un ordenador por ciudadano. Conviene aclarar que el Internet de Equislandia era un tanto especial. Había conseguido, que nadie pudiera bajarse a su ordenador ninguna cosa que no figurara en la lista legal. O sea, nada de piratería, topmanta y cosas así. Como era de esperar, el estado se encargaba de abonar los derechos correspondientes a los “creadores” legalizados, en el sentido del ideal ciudadano. Funcionaba con perfección perfecta –valga la redundancia-. No obstante hay que advertir que las multas para los que osaban desviarse del buen camino, resultaban insoportables. Resumiendo, desde la cuna a la tumba, la ciudadanía estaba “mimada” y “protegida” de las tentaciones de los delitos y la corrupción.

Hay que reconocer que Equislandia producía el mejor Rum del mundo mundial. El estado disponía de considerables extensiones de plantaciones de caña de la mejor calidad. Además disponía de importantes ingenios para el tratamiento del proceso de destilación del prestigioso Rum, “El Liberador”. Con ayuda de ingentes cantidades de dinero público, se había logrado desarrollar una tecnología punta. Todo esto, entre otras cosas, daba empleo a gran cantidad de personas. Se podría decir, según las estadísticas oficiales, que disfrutaban de pleno empleo, ya que sólo aparecía un paro tecnológico del 4%. Ni que decir tiene, que el estado daba facilidades a la ciudadanía para que disfrutara de tan excelente Rum, con un precio más bajo que el de exportación, disponibles en los SuperMarkets sociales.

Pero como suele acontecer en la vida, a lo largo del tiempo, todo tiene su pro y su contra. Los inconvenientes no provinieron de la calidad, ni del volumen de producción, ni de la competencia del mercado exterior. Los problemas surgieron del sitio más inoportuno; de la salud pública. Desde hacía algún tiempo se venía observando un incremento constante de personas que había que declarar como alcohólicas. La cosa fue cada vez a más. Pero lo peor, no era la enfermedad del alcoholismo en sí misma, con su correspondiente reflejo en las cuentas de la Secretaria de Sanidad, sino el estado de indolencia, los conflictos familiares, las broncas en tabernas y el desorden público. Era el efecto lógico, a medio plazo, de una ciudadanía que contaba con la facilidad de disfrutar de un Rum de calidad, como el caso de El Liberador.

Hasta ahora, y aun con la existencia de los problemas arriba descritos, la cosa se había sobrellevado, más mal que bien. Pero el ambiente indolente y la indisciplina, se dejó notar claramente entre el personal tanto del cultivo de la caña, como entre los técnicos expertos de los ingenios. Desde hacía algún tiempo se estaban acumulando devoluciones y protestas de los clientes de toda la vida.

Aunque a un presidente perfeccionista le tenía que molestar, naturalmente, que la ciudadanía abandonara de forma tan clamorosa el camino de la rectitud marcado en el ideario de la ciudadanía, era consciente de que, de seguir las cosas por el camino que iban, en poco tiempo el sistema económico-social, levantado con tantos desvelos y sacrificios revolucionarios, se desmoronaría como un azucarillo en el agua. De ahí el estado de irritación de aquella mañana durante el despacho con su Secretario de Estado, del que hablaremos más adelante.

El Secretario de Estado de RDX era un hombre reservado, aparentemente taciturno, no muy alto, enjuto, un poco cargado de espalda, de un pelo fino y largo –la moda era llevarlo casi rapado-, barba poco abundante, que le daban un aire como de hippie. Vestía trajes obscuros de corte clásico. Su postura habitual, mientras hablaba, reflejaba una actitud muy servicial, con el cuerpo ligeramente inclinado hacia adelante, mientras se frotaba las manos lentamente, como quien se las estaba lavando. Cuando salía en la TV-X, -lo que ocurría con frecuencia-, con ese aire un tanto siniestro, su pose arriba descrita, siempre frotándose las manos, su tono pausado –parecido al de su jefe, pero más ex cátedra-, la gente lo apodaba el canónigo. En general imponía mucho respeto, por no decir miedo al poderoso.

Los poderosos no pueden evitar ser el centro de atención de toda clase de comidillas o cuentos urbanos. Se decía que, en el fondo, al Presi también le imponía un cierto miedo, o envidia, su Secretario de Estado. El caso es que Secrestad, a pesar de su aire siniestro y su mote de canónigo, se llevaba de calle a todas las mujeres de buen ver. Las mejores de la RDX estaban en su corrillo. Entre esos cuentos urbanos circulaba uno muy curioso. El Secrestad tenía un pene al que le faltaba tan sólo medio centímetro para alcanzar los 30 centímetros de longitud. Según cuentan, entre los amigotes que le reían las gracias, Secrestad se ufanaba de tenerla más larga que el monje ruso Rasputín, que sólo llegaba a los 28.5 cts., según se podía comprobar en el museo erótico de San Petersburgo. Hacía burlas de Napoleón, quien a pesar de su fama, su pene media sólo cuatro cts. –según es sabido, su propietario, el urólogo John K. Lattimer, que pago 400.000 $ en Christie’s, ha calculado que en estado erecto podía llegar a medir seis cts.

Pero dejemos estas curiosidades eróticas. Secrestad era una persona muy ilustrada, especialmente en estratagemas y estrategias –especialmente en lo primero. En el fondo era un habilidoso tactista, lo que complementaba, eficazmente, con el dominio de una endiablada dialéctica erística –tener razón sin tenerla. Tenía argumentos para todo, y sobre todo para acallar la conciencia aparentemente rígida, pero en el fondo pusilánime, de su jefe, el Presi. Se sabía de memoria El Príncipe de Maquiavelo, aunque desconocía la verdadera personalidad de ilustre florentino. Conocía los libros Canónicos Chinos, y por supuesto El arte de la guerra de Confucio. También bastantes citas de Cicerón, que de las muchas que se le adjudican sabía escoger la que convenía a cada caso.

Estamos en una sesión matinal de despacho del Presi con su Secretario de Estado (en adelante Secrestad).

-Hay que resolver como sea esta situación –decía el Presi dirigiéndose a Secrestad, que permanecía distante y de pie, fretándose las manos y merándolo con atención.
-Sí señor Presidente.
-El caso es que no veo otra solución que anular el beneficio del que hasta ahora disfrutaba la ciudadanía de adquirir nuestro Rum a un precio subvencionado, -dijo el Presi.
-Sr. Presidente, permítame que le diga que, dada la situación sanitaria que padecemos de tantos alcohólicos, esa medida no arregla nada. Un alcohólico nunca deja de serlo. Por tanto, no le importaría pagarlo más caro con tal de poder seguir bebiéndolo.
-¿Entonces estás sugiriendo que decretemos una prohibición total de consumir nuestro Rum?
-También eso sería insuficiente, señor Presidente. Es necesario ser tajantes, rotundos, radicales. Hay que prohibir totalmente toda clase de bebidas alcohólicas.
-Pero hombre, Qué estás diciendo, qué precisamente en RDX, primer productor mundial de Rum, impongamos una “ley seca”, sabiendo del fracaso que tuvieron los americanos?
-Señor, permítame que le diga…-Si diga, diga-, interrumpió el Presi que empezó a ponerse nervioso.
-Verá señor Presidente, en primer lugar los americanos, como ya sabemos, son unos puritanos pusilánimes. Lo nuestro es muy grave. Es una cuestión de Estado, de sobrevivencia. Por tanto hay que prohibir totalmente el consumo de alcohol, implantar esa ley seca que a Su Señoría le repugna impropiamente, permítame que se lo diga.

El Presi se quedó pensativo, recostado en el respaldo de su imponente sillón, mirando hacia un suelo infinito. Después de transcurridos casi dos minutos de silencio, que a Secrestad se le hicieron larguísimos, el Presi dijo:

-¿Pero no te parece que esa idea tuya puede tener un efecto contraproducente, al obligarnos a cerrar nuestra red de distribución interior, con la consiguiente reducción de ingresos?
-¡No, no señor! Permítame que le contradiga. No hay que retroceder. Al contrario podemos aprovechar la ocasión para dar otra vuelta de tuerca.
-No entiendo. ¿Adónde quieres ir a parar? Caramba, no te andes con tantos circunloquios y ve al grano.
-Quiero decir que, nada de cerrar la red de distribución interior. ¿Pero por qué?

En este momento Secrestad se atrevió, en contra de lo habitual, a acercarse a la mesa del Presi, e incluso apoyó las dos manos en el borde de la mesa, acercando su cara a la el Presi, como dándole un aire de intimidad y secreto.

-Señor Presidente –dijo Secrestad con solemnidad, –es el momento de reorganizar y reforzar la red, especialmente en los lugares de recreo y diversión.
-¡Pero hombre de Dios! ¿Qué estás diciendo? –dijo el Presi, poniendo cara de asombro, al tiempo que se incorporaba del sillón y levantaba los brazos. –Eso significa caer en una flagrante contradicción –continuó.
-¡Pero señor, no sea Su Señoría tan melindroso, perdón, quiero decir tan estricto. No pasa nada, señor. Incluso para evitar movimientos indeseados de algunos levantiscos, podemos establecer unos premios para “chivatos”, quiero decir denunciantes colaboradores de la ley, a los que además daremos total protección. Señor, es la ley.

El presidente se quedó de pie, quieto, mirando fijamente a la cara de su Secretario de Estado. Después se pasó la mano derecha por su barbilla y se dejó caer sobre su imponente sillón. Así permaneció, en silencio, durante unos pocos pero largos minutos. ¿Qué cosas podrían pasar por la mente del Presi? No lo sabemos. Se me ocurre que se diría a sí mismo, -¡joder con el tío este!

Por su parte, el Secrestad, ante tal silencio, retrocedió a la posición de respeto de siempre, algo preocupado por saber cuál sería la reacción de su jefe. Inesperadamente, con un volumen de voz algo más alto que lo conveniente, le dijo a su subordinado,
-Bien Secrestad, déjame pensarlo hasta el despacho de mañana por la mañana, en el que te diré, definitivamente, lo que haremos. –Con esta actitud seca, distante, el Presi parecía querer recuperar la iniciativa y así dar a entender que era él que mandaba

Nota del autor. Los personajes y los hechos descritos son pura imaginación. Cualquier parecido con la realidad, la que sea y donde sea, es pura coincidencia.

Madrid, Noche de Reyes de 2011
Francisco Javier Manso Coronado

(Continuará)

sábado, 1 de enero de 2011

Año 2011. Las fechas con el número 11 ovocan traíciones.

La conquista de Corduba y de Toledo el día de San Martín. Casualidad o fatalismo de los números: 11-11-711.

Según el historiador Antonio Jaén Morente, en su libro Historia de Córdoba (Librería Luque, Córdoba 1976), Mugaiz el Rumí, encontró en Corduba (denominación romana de Córdoba), quizá tras un simulacro de combate, franca la entrada, por los elementos políticos adversos a Don Rodrigo, que creyeron que los árabes no venían como conquistadores, sino como aliados. El Gobernador de Corduba se defendió por espacio de dos meses, no en la iglesia de San Jorge como cantó la antigua tradición, sino en las afueras, o sea en la Basílica de San Acisclo, hasta que al fin se entregó a el Rumí, en noviembre del 711.

Según el profesor Manuel Sánchez Martínez, de la antigua Universidad Central de Barcelona, después de la victoria de Guadalete (Barbate o Guadarranque, porque no se ponen de acuerdo), Tariq se dirigió a Toledo, procediendo [de camino] a la ocupación de las diversas ciudades de la Bética (nombre romano con el que era conocido aquel territorio antes que los árabes lo conquistaran). La discusión se plantea si Tariq, en su camino a Toledo, pasó o no por Corduba. Sánchez Albornoz dice que no, que Tariq le dejó la misión de someter a Corduba a Mugaiz el Rumí. O sea que parece que definitivamente fue el Rumí el que acabo con la Corduba romana, condenando al olvido a su fundador, el pretor de la Hispania ulterior, Claudio Marcelo, allá por año169 (a. de C.). Después se le impondría el nombre de Kortuba, hasta el 29 de junio de 1236, festividad de San Pedro y San Pablo, que fue reconquistada por los cristianos (Fernando III el Santo).

Sea como sea, el hecho es que la conquista de Corduba se realizó, en principio, por asalto por el Rumí, que era un liberto del califa al-Walid. Mugaiz acampó en la alquería de Secunda (conocida actualmente por los cordobeses como Campo de la Verdad), próxima a Corduba. Un pastor que conocía bien los contornos, explicó a el Rumí las escasas condiciones defensivas de la ciudad, así como la existencia de un hueco accesible en sus murallas, junto a la puerta de la estatua, más conocida como la puerta de Felipe II, que está delante del viejo puente romano sobre el Río Betis, ahora conocido como Guadalquivir, puente que todavía sigue prestando sus útiles servicios a la ciudad. Una vez dentro, el Rumí y los suyos sitiaron al gobernador visigodo y a los aproximadamente 500 defensores que se habían refugiado en la iglesia de San Acisclo. Tras un largo asedio el gobernador fue capturado, la iglesia tomada, tras su incendio, y Corduba confiada al control de la comunidad judía. El citado historiador Sánchez Martínez, no concreta nada sobre la fecha exacta de la toma de Corduba, y coincide, con Jaén Morente, en que, en realidad, no hubo una ocupación violenta sino capitulación.

En la Red podemos encontrar un sitio bien documentado sobre la toma de Toledo. Este sitio se denomina Ingenieros del Rey. Tiene un apartado titulado Historia Militar de España, organizado por campañas. Esta excelente organización histórica me permitió encontrar fácilmente el periodo comprendido entre el 711 al 714: la conquista del Reino Visigodo, así como la fecha concreta de la toma de la capital del reino. En la campaña del 711, Tariq, como es bien sabido, desembarcó sus tropas en el llamado Mons Calpe (latín, Monte Calpe), una de las dos míticas columnas de Hércules (ahora es conocida como Peñón de Gibraltar). Después ocupó la ciudad de Carteya, cerca de la Bahía de Algeciras, donde derrotó a Sancho al que se supone hijo de una hermana de Don Rodrigo. Luego inició el avance por una calzada romana que conducía a Sevilla. Mientras Tariq llevaba a cabo todas estas correrías exitosas por la Bética (insisto, ese era su nombre hasta entonces), Don Rodrigo se encontraba, como no, aplacando a los revoltosos vascones de toda la vida. Tres semanas más tarde, cuando le dejaron los vascones (Don Rodrigo no era consciente de la gravedad de la situación y se recreó apaciguándolos, como tampoco digo que los vascones colaboraran conscientemente con la migración del estrecho), bajó hacia el sur, por fin, por una vía romana (que maravilla de civilización, siempre se podía encontrar una a mano) que va desde Córdoba-Écija-Morón y Cádiz. Entonces, el 19 de julio (que no el 18 de julio, que es de otra guerra) se encontraron los dos ejércitos en un sitio que es conocido como Guadi Weca, cerca de la antigua ciudad, hoy despoblada, de Lacea, desde donde, hacia siglos, se exportaba el aceite de oliva a Roma. O sea, quiero decir que los árabes no trajeron el olivo a Hispania, como ahora sostienen algunos entusiastas de la herencia andalusí.

El 22 de julio comenzó la batalla. El centro de la formación militar la mandaba el rey Don Rodrigo, y ambas alas estaban al mando de los hijos del destronado rey Witiza. Otros dicen que en el ala izquierda estaba el arzobispo de Sevilla, Oppas, hermano del rey Witiza. Como podemos ver, ya entonces los cargos importantes quedaban en familia. Nada más comenzado el combate, las dos alas, traicionando a su rey, se pasaron a las filas de los musulmanes. De los leales no quedó ninguno. Ni el cadáver de aquel rey recién nombrado, Don Rodrigo, antes Ruderico, Conde de La Bética. Hay que suponer que Don Rodrigo no tenía ni idea de la terrible traición que le habían tendido los partidarios de Witiza, que le costó la vida.

Tras esta derrota, conocida tradicionalmente como de Guadalete (disputas académicas aparte), los ejércitos se volvieron a enfrentar en Écija. En esta ocasión no hubo traidores, pero tampoco hubo victoria. Consumada las derrotas de Guadalete y de Écija, Tariq avanzó hacia Toledo, la capital del reino visigodo. Unos dicen que pasó por Corduba y la conquistó, y otros dicen que pasó de largo, encomendándole la toma de la ciudad a Mugaiz el Rumí, coincidiendo también con lo dicho más arriba por otros autores. Entró en la ciudad apoyado, sin duda, por los hombres del partido witiziano, que esperaban que los mercenarios musulmanes apoyasen el nombramiento de uno de los suyos como gobernador. Pero como ya es sabido, Tariq tenía otros planes. Proclamó la soberanía del califa de Damasco el 11 de noviembre del año 711, día de San Martín.