sábado, 3 de septiembre de 2011
Cuando surge algún poderoso candidato con afán de taparnos la boca, surgen providenciales quevedos satíricos y censorios. Dios que da la llaga, da la medicina.
Diálogos de Pe&Pa
-Hola Pa. ¿Qué haces aquí tan meditabundo sentado en este banco del Parque Breogán?
-Hola Pe ¿Y tú qué haces por aquí resoplando y disfrazado de deportista de élite? Jaja. A la vejez viruelas. ¿Tú también te has apuntado al club de veteranos de querer y no poder, engañándose con colorida ropa deportiva de marca, con letreros “run”. Jajaja. Algunos van que parece que van a echar el desayuno. Jaja.
- Pues sí señor, para mantenerme en forma. Todos los días vengo aquí a darme mi carrerita entre este esplendido pinar.
-Amigo Pe, yo llevo viviendo por este barrio, llamado de La Guindalera, más de 40 años. Cuando yo llegué, lo que hoy es la M-30 –perdón, calle 30, como quiere el alcalde Gallardón-, era el arroyo del Abroñigal o de Valnegra, poblado de chozas y guindos, esos que dan esas guindas tan buenas en aguardiente. Ese arroyo, hoy soterrado, es un afluente del Manzanares. Y lo que hoy son estos fantásticos pinos de tan gran porte, fueron en su inicio unas estaquillas de nada. Pero contestando a tu pregunta; pues yo, de vez en cuando, me vengo aquí a meditar. Tienes razón, estoy meditabundo. Después de contemplar en la tele el escandaloso y mostrenco espectáculo de la votación de la reforma de la C78, o sea, Constitución del 78, me vengo aquí a hacer terapia curativa leyendo poesía.
-¡Anda ya! ¿Tú leyendo poesía? Eso es peor que mi fantasía de prepararme para las próximas Olimpiadas de Gallardón. A ver, déjame ver lo que estás leyendo.
-Anda primo, escucha y siéntate aquí. Ahora estaba con Quevedo, el prodigioso satírico, leyendo la epístola que le dedicó al poderoso Conde-Duque allá por el año 1640:
“No he de callar por más que con el dedo,
ya tocando la boca o ya la frente,
silencio avises o amenaces miedo.
¿No ha de haber un espíritu valiente?
¿Siempre se ha de sentir lo que se dice?
¿Nunca se ha de decir lo que se siente?
Hoy, sin miedo que, libre, escandalice,
puede hablar el ingenio, asegurado
de que mayor poder le atemorice.
En otros siglos pudo ser pecado
severo estudio y la verdad desnuda,
y romper el silencio el bien hablado.
Pues sepa quién lo niega, y quien lo duda,
que es lengua la verdad de Dios severo,
y la lengua de Dios nunca fue muda.
Son la verdad y Dios, Dios verdadero,
ni eternidad divina los separa,
ni de los dos alguno fue primero.
Si Dios a la verdad se adelantara,
siendo verdad, implicación hubiera
en ser, y en qué verdad de ser dejara.
La justicia de Dios es verdadera,
y la misericordia, y todo cuanto
es Dios, todo ha de ser verdad entera.
Señor Excelentísimo, mi llanto
ya no consiente márgenes ni orillas:
inundación será la de mi canto.
Ya sumergirse miro mis mejillas,
la vista por dos urnas derramada
sobre las aras de las dos Castillas.
Yace aquella virtud desaliñada,
que fue, si rica menos, más temida,
en vanidad y en sueño sepultada.
Y aquella libertad esclarecida,
que en donde supo hallar honrada muerte,
nunca quiso tener más larga vida.
Y pródiga de l′alma, nación fuerte,
contaba, por afrentas de los años,
envejecer en brazos de la suerte.
Del tiempo el ocio torpe, y los engaños
del paso de las horas y del día,
reputaban los nuestros por extraños.
Nadie contaba cuánta edad vivía,
sino de qué manera: ni aun un′hora
lograba sin afán su valentía.
La robusta virtud era señora,
y sola dominaba al pueblo rudo;
edad, si mal hablada, vencedora.”
-Bueno, ya es bastante. ¿Qué te parece?
-Pues mira Pa, quizá te sorprenda si te digo que de joven a mí me gustaba leer poesía. Precisamente esa me suena y apostaría que tú estabas imaginándote a un Quevedo de nuestros días dedicándosela al “candidato” ese que pensamos. ¿A qué sí? Jajaja.
-¡Ostras Pedrín! Pues sí, me has sorprendido.
- Pues sí querido amigo Pa. Es que en España siempre hemos tenido nefastos personajes aficionados a taparnos la boca. Bueno, me estoy enfriando. Me voy a seguir con mi carrerita. Ah, y acuérdate de explicarme el lío ese de la “reforma constitucional”. Hasta la vista primo.
-Adiós, Pe. Cuídate.
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